Fraudes asociados al pago de remuneraciones y regalías pagadas por plataformas de streaming de música
Antecedentes
La transmisión digital de flujo continuo (streaming) de contenidos musicales es la base del modelo de negocio imperante en la actualidad a través del cual el publico accede principalmente al disfrute de la música, sin necesidad de obtener copias físicas o descargas en memoria de los contenidos musicales, al tiempo que representa el mas importante rubro de ingresos para las personas que intervienen en la cadena de valor de la producción fonográfica y creación musical.
Las plataformas de streaming de contenidos musicales brindan la oportunidad para los titulares de derechos de autor y conexos de recibir remuneraciones en proporción al número de accesos o descargas que realizan los usuarios o abonados de las mismas, en el contexto de una tecnología que permite una medición aparentemente fidedigna de las descargas o accesos de cada canción.
En un escenario como el descrito seria de esperar que los ingresos o remuneraciones de los titulares de derechos de autor y conexos fueran completamente ajustados al real consumo por parte del público, y sería de esperar también que todos los contenidos ofrecidos estén debidamente licenciados o autorizados por los titulares de derechos. Desafortunadamente el desarrollo del negocio basado el streaming musical ha venido siendo afectado por diversos tipos de fraudes en el que personas inescrupulosas se apropian indebidamente de los ingresos sobre contenidos musicales que no les pertenecen y en detrimento de sus verdaderos creadores y titulares de derechos, induciendo en error a las plataformas haciéndoles incurrir en un uso infractor de contenidos legalmente protegidos ante la falsa idea de que los mismos les han sido debidamente licenciados.
Este tipo de defraudación consiste entonces en la creación, en las plataformas de streaming, del uso no autorizado de contenidos musicales ajenos (canciones falsas), presentados en la plataforma a nombre de artistas y titulares de derechos impostores con el propósito de engañar a los servicios de streaming y derivar a su favor los pagos correspondientes.
Defraudación de los ingresos económicos que corresponden a los titulares de derechos.
Desde el año 2017 se empezó a denunciar este tipo de fraude consistente en que personas inescrupulosas, sin tener la calidad de titulares o representantes de los derechos sobre los catálogos de las obras musicales y fonogramas, logran subir o publicar en las plataformas de streaming asumiendo falsamente la calidad de beneficiarios de los pagos o regalías y recibiendo indebidamente tales pagos o regalías en detrimento de los verdaderos titulares de derechos. Este fraude implica hacer un etiquetado con información falsa, de manera engañosa o que infringe los derechos de autor.
Un ejemplo de esta problemática lo describen los medios especializados en noticias de la industria musical cuando en las plataformas de streaming apareció de la nada nueva música de artistas famosos como Beyoncé y SZA, pero lanzados bajo los nombres “Queen Carter” y “Sister Solana” respectivamente, Estos proyectos de larga duración inicialmente parecían lanzamientos sorpresa, pero luego se descubrió que las grabaciones de Beyoncé procedían de sesiones antiguas y las canciones de SZA sonaban como demos inacabadas, lo que la cantante confirmó más tarde . De hecho, luego se descubrió que ni Beyoncé ni SZA tuvieron nada que ver con los lanzamientos. No era la primera vez que la música de un gran artista se cargaba ilegalmente en Spotify, Apple Music y otras plataformas de streaming.
A partir de entonces, los lanzamientos falsos han subido impunemente en las listas de streaming. En marzo de 2019, cuando se subió un álbum falso de Rihanna llamado Angel a iTunes y Apple Music con el nombre “Fenty Fantasia”, el mismo llegó al puesto 67 en la lista mundial de álbumes de iTunes antes de ser retirado de la plataforma. Luego, en mayo, se subió a Spotify una filtración de “Pissy Pamper / Kid Cudi” de Playboi Carti y Young Nudy como “Kid Carti”, bajo el nombre de artista falso denominado “Lil Kambo”. Más de dos millones de reproducciones después, “Kid Carti” encabezó la lista Viral 50 del servicio en EE. UU. antes de ser eliminado. Paradójicamente “Pissy Pamper / Kid Cudi” nunca se lanzó oficialmente debido a problemas de autorización de muestras que involucraban a Mai Yamane, la cantautora cuya canción de 1980 “Tasogare” sirve como base para su ritmo. Al final, ninguno de los artistas involucrados (Yamane, Carti, Nudy) recibió vio ni un centavo de las transmisiones de la canción.
Los artistas relacionados en la página de Lil Kambo revelaron aún más filtradores de Playboi Carti, así como «artistas» que se hacían pasar por Juice WRLD y Lil Uzi Vert. Dada la prevalencia de imitadores, no fue una sorpresa que “Pissy Pamper / Kid Cudi” volviera a ascender en la lista viral de Spotify , con un nombre diferente, un mes después de que se eliminara la primera falsificación. A finales de junio, aparecieron cinco temas más inéditos de Playboi Carti en la página oficial de Apple Music del rapero. Los fanáticos celebraron las filtraciones, que aparecieron en los titulares de sitios de música como Genius y The Fader antes de ser eliminadas de Apple Music al día siguiente.
Los piratas y las cargas fraudulentas no son nada nuevo en la música digital, pero el problema se ha infiltrado en los servicios de streaming pagos de manera completamente impune. Los autores, artistas, productores y distribuidores enfrentan la posibilidad de que terceros carguen a las plataformas música falsa en sus perfiles oficiales, que carguen música robada bajo nombres falsos.
Cada grabación musical es identificada con un código ISRC. A diferencia de una grabación de sonido, una composición puede asociarse a múltiples identificadores y códigos ISRC , esto se debe a que una canción original, un remix, una grabación en vivo o un artista diferente haciendo una versión siguen contando como la misma composición (aunque sean versiones diferentes).
La publicación de cada canción en la plataforma va asociada a unos metadatos (información escrita que describe los datos) y recoge los demás datos relevantes de las composiciones. También requiere el nombre del autor/compositor para así poder direccionar los pagos y garantizar que tales remuneraciones o regalías se distribuyan a la persona correcta.
Desafortunadamente, ha resultado bastante fácil reclamar regalías de publicación por la canción equivocada. Si alguien afirma ser el compositor de una canción famosa y nadie verifica la presentación, corresponde a las sociedades de recaudación determinar si la afirmación es falsa. Esto ha sido posible sin que ningún mecanismo legal actualmente existente pueda impedirlo o sancionarlo.
Referentes de desarrollos normativos aplicables a esta problemática
Las plataformas Spotify y Amazon Music se ha unido junto con grandes empresas discográficas y distribuidores de catálogos musicales para conformar la iniciativa “Music Fights Fraud”, como un grupo de trabajo global destinado a erradicar el fraude en streaming». Los distribuidores participantes incluyen CD Baby y su empresa matriz Downtown, TuneCore y su empresa matriz Believe, DistroKid, UnitedMasters, Symphonic y Empire. La iniciativa también contará con el apoyo de la Alianza Nacional de Capacitación y Ciber-Forense, una organización con sede en EE. UU. que tiene como objetivo «proporcionar un entorno neutral y confiable que permita la colaboración multipartita para identificar, mitigar y desbaratar el ciberdelito».
Perjuicios
Andreea Gleeson, CEO de TuneCore, estima que “El fraude en el streaming es un problema costoso, ya que los malos actores diluyen el fondo de regalías y sacan dinero de los bolsillos de los creadores de música legítimos. Esto tiene un gran impacto en los artistas que se lanzan solos, que representan el 5,7% de las transmisiones mundiales y representan el sector de más rápido crecimiento de la industria musical mundial, con más de 6,4 millones de artistas”.
Juan Carlos Monroy
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